viernes, 6 de marzo de 2015

EN EL PAÍS EN EL QUE SÓLO HA DIMITIDO DIOS A ERREJÓN LE INHABILITAN




España es diferente. ¡Y tanto!
España es el país en el que si compartes pupitre con cualquier pelanas que acabe subiendo alto como la espuma, tú, por acompañarle, puedes acabar dirigiendo una de las mayores entidades bancarias del país, aunque lo único que sepas del tema sea hacer un garabato muy mono para estampar en cartas importantes para gentes aún más importantes, y dar garbeos por medio mundo por una gachí de buen ver a la que duplicas años y triplicas arrugas. Y es que ya lo decía mi madre, las compañías lo son todo. Y muy a mi pesar, le tengo que dar la razón. Porque sí. Si el joven e ingenuo Iñigo Errejón en vez de dedicarse a ser el cerebro de un nuevo partido político con posibles, se hubiese afiliado a las juventudes del PP, sería el hermano listo de Nicolás.
Pero no, el muchacho se dedica a codearse con el lumpem revolucionario de este país, si por revolucionario entendemos pedir “pan, techo y trabajo para todos”, triada subversiva donde las haya, y que avergonzaría a la más recatada y reaccionaria de nuestras abuelas.
España es el país en el que en el reino del telemarketing triunfan los contratos verbales, ¿verbales? Se pueden preguntar algunos. Sí, verbales, te llaman hoy para ir esta tarde, sólo esta tarde, ya te volverán a llamar si te portas bien. Sí, te llaman hoy para ir un par de días, una semana, unas horas. Nunca se firma nada. Todo de palabra, como los antiguos, salvo que en vez de un apretón de manos, te dan un telefonazo, si estás bien y si no contestas tiran de la cadena para llamar al siguiente. 
Pues sí, en este país en el que se acepta pulpo como animal de compañía, y al señor Rajoy como ejemplo de decencia, hay que pedir permiso para trabajar y vivir en el pueblo de al lado cuando uno analiza estadísticas y datos, que no se obtienen precisamente en un laboratorio lleno de probetas y elementos químicos de nombres fascinantes.
España es el país en el uno puede dirigir un museo desde casa; puede ser asistente social de un importante Ayuntamiento y sólo acudir un día a la semana al lugar de trabajo para atender a los más desfavorecidos; dirigir el debate sobre el estado de la nación y jugar con la tableta, y que los más cool de tus compis defiendan tu derecho al juego durante las horas de trabajo; pero para realizar un trabajo llamado “La vivienda en Andalucía: diagnóstico, análisis y propuestas de políticas públicas para la desmercantilización de la vivienda” uno ha de estar en el despacho de la facultad de ocho a cinco, o de nueve a seis, o de... con una horita para comer.
En este país, yo tengo que aceptar que aquellos a los que se paga para solucionar problemas no sólo no lo hagan, sino que los crean y además se ausentan constantemente de su puesto de trabajo (al último debate del estado de la nación me remito). Yo tengo que aceptar que hispanistas, sociólogos, economistas, y tropecientos especialistas más disfruten de contratos universitarios viviendo y trabajando donde les peta, excepto Errejón.
Si a él se le inhabilita, quiero la inhabilitación inmediata de todos los demás. YA van ustedes con mucho retraso, y quiero que se pongan manos a la obra. Voy a pensar que al chico "me le han cogido manía".
®Luisa L. Cortiñas



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